¿Adquisición temprana de una segunda lengua?
Cuanto antes mejor
Nadie discute ya la conveniencia de aprender inglés desde edades tempranas. Hay un consenso general acerca de las ventajas de aprender un segundo idioma cuanto antes sea posible, incluso cuando aún no se ha aprendido a hablar ni siquiera la lengua materna.
“Cuanto antes mejor” no significa de cualquier manera y al precio que sea. En un entorno “no bilingüe” el niño no aprenderá por simple exposición a la lengua que deseamos que adquiera, así que no: ponerlo delante de la televisión viendo dibujos animados en inglés no funciona.
Funciona una metodología bien testada, basada en el juego, en el fomento de la creatividad, en la interacción continua y en la motivación. Que la persona que le enseñe se capaz de establecer un vínculo afectivo capaz de acompañar ese proceso de aprendizaje desde unos planteamientos claros y sin artificios. Todo eso sí funciona, pero no es fácil de encontrar.
¿Por qué funciona?
¿Por qué funciona? Pues sencillamente porque desde bien pequeñitos nuestro cerebro está deseando aprender. Cuando somos niños aceptamos con facilidad nuevos códigos lingüísticos porque todavía estamos en proceso de adquisición del idioma de nuestros padres y, además, por ese mismo motivo, nos resulta más fácil pronunciar los sonidos nuevos.
Cuando somos niños no sentimos vergüenza al hablar otra lengua, pero tendrían que asomarse a algunas clases de secundaria en la que hay adolescentes que no tienen un historial de aprendizaje de inglés desde pequeños (no les digo ya de algunos grupos de adultos).
Cuando un niño está teniendo una buena experiencia aprendiendo un segundo idioma, guardará buen recuerdo de esos momentos y se encontrará en mejor disposición para aprender otros idiomas más adelante o de continuar practicando y mejorando el idioma ya adquirido.
Por otra parte, el aprendizaje de una segunda lengua, si se hace bien, debe ir acompañado de la exposición a una cultura, unas costumbres y otros conocimientos que ayudarán a abrirse, comprender y aceptar otras formas de pensar y a crecer internamente cada vez más libre de prejuicios.
Desarrollo cognitivo
Un buen desarrollo cognitivo beneficia el aprendizaje de un idioma, pero también sucede lo contrario: aprender un segundo idioma es una buena manera de desafiar nuestras capacidades y de desarrollar nuestras habilidades de interpretación y comunicación con el entorno social.
Aprender idiomas desde pequeños ayuda a fomentar más la creatividad gracias a la exposición constante a ambas lenguas: la materna y la adquirida. Además, pone las bases de una educación lingüística progresiva, ya que desde chicos se disponen en una actitud de aprendizaje continuo: al igual que no dejamos de aprender nuestro idioma materno a lo largo de toda la vida, podemos decir que nunca se sabe suficiente inglés.
Esta actitud marca la diferencia entre quienes se resignan a la primera y quienes no se dan por vencidos fácilmente porque entienden que la vida es caminar hacia un horizonte siempre móvil y no hacia una meta que se alcanza y se satisface en sí misma.
Por todo esto, si su hijo tiene menos de 5 años y se está planteando si es apropiado que comience a aprender un segundo idioma, le diría que no lo piense más. ¿Tarde? Nunca es tarde pero… sí, lo ha adivinado: cuanto antes mejor.