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Y a ti, ¿que jefe te gustaría ser?

28/04/2017
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Clasificado en: Salud » Psicología
Escrito por:
Rebeca Martín García | Sergio Pallás Sanz
Psicologos en Activate Centro de Psicología | Colegiados AO07148 - AO07820

En diferentes charlas, talleres y cursos en los que trabajamos con madres y padres, una de las mayores preocupaciones que manifiestan es como pueden promover conductas adaptativas en sus hijos/as. “¿Cómo lo hago para que…estudie, recoja su habitación, colabore en casa, se asee, etc.? ¿Y qué hago cuando…me dice que no, que ahora va (y pasan varios “después” y todo sigue igual)…? Seguidamente, aparecen respuestas como “es que ya no sé cómo castigarle” o “es que se lo he quitado todo pero no parece importarle” o “con él/ella no funciona nada, hemos probado con premios, castigos, razonando, regañando…”

Muchas veces, a los padres y madres, solo hace falta recordarles como enseñaron, por ejemplo, a sus hijos/as a vestirse. Desde que necesitaron toda la ayuda hasta que lo consiguieron por si solos/as. ¿Cómo fue el proceso? Tomaros unos minutos para recordarlo... Generalmente, las respuestas que se incluyen son: con mucha paciencia e ilusión, actuando mamás y papás (y hermanos/as) como modelos, ayudándoles, inicialmente, en el proceso y con muchas descripciones sobre cómo hacerlo, con mucha amabilidad y sonrisas, eliminando poco a poco las ayudas, con muchos elogios y alegría por ir avanzando, recordándoles cuan mayores se estaban haciendo y por consecuencias naturales como “cuando me visto salgo a la calle (parque, el cole, a comprar, a casa de los/las abuelos/as…)”. Cuando les preguntamos si había castigos de por medio, regañinas o gritos, en general, comentan que no.

Acabamos de dar pistas sobre cómo crear condiciones para que se den y se fortalezcan determinados comportamientos. Pero como no hay varitas mágicas ni recetas que funcionen igual para todas las familias, nos gustaría hablar sobre algo que está a la base de cualquier “receta”, “técnica” o “herramienta”: la importancia de la relación, la importancia de que haya un vínculo familiar fuerte. Porque solamente desde ahí, se podrán conseguir objetivos importantes, solamente desde ahí se podrá educar y aprender. Veamos a que nos referimos.

En consulta vienen muchas familias con un PROBLEMA que se ha convertido en el centro, en el eje familiar. Esto les está costando la relación. La atención está focalizada en lo negativo y se perciben cada vez más alejados porque han entrado en una dinámica de regañinas, peleas, discusiones, castigos, y aunque se dan cuenta de que no funciona persisten en la misma dinámica. No saben cómo salir de esta trampa. Invertir el proceso no es fácil ya que hay que desandar un camino por el que se ha transitado durante mucho tiempo, pero creemos que merece la pena porque, al final, todas las familias con las que trabajamos quieren para sus hijos/as lo mismo: que sean felices y que sean buenas personas.

Hagamos ahora un ejercicio. Con seguridad, muchos de nosotros hemos tenido experiencias con jefes autoritarios y jefes participativos. ¿Cuáles son las características?

El primero, podríamos definirlo como “el ordeno y mando”, crítico y con poca capacidad para motivar, al que le cuesta reconocer el esfuerzo que hay detrás de determinadas acciones, que no tiene en cuenta las opiniones de sus empleados/as, que chilla e impone, que no atiende a las necesidades de sus empleados/as… (Añadid según vuestras experiencias)... ¿Cuáles son las consecuencias en sus trabajadores/as? Miedo, estrés, ansiedad, poca motivación, sin espacio para la creatividad… (Añadid según vuestra experiencia)…y ahora una pregunta ¿haríais horas extras si fuera necesario por ese/a jefe/a? Aquí las respuestas varían. Unos dicen no. Otros dicen sí, pero la cuestión es que responden que por miedo a perder el empleo. ¿Es esa una motivación deseable?